Con el paso de los años, La Laguna se ha ido transformando y moldeando a lo que la ciudadanía necesita, sus calles, avenidas y bulevares no siempre han sido como ahora los conocemos; uno de esos cambios ocurrió en la carretera que une a las tres ciudades: Torreón, Gómez Palacio y Lerdo, siendo el kilómetro 1,140, mejor conocido como el 11-40, en donde antes había un crucero de ferrocarril y ahora hay un desnivel.
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Esta ruta, era considerada una de las más peligrosas de la región y en donde, se dice, ocurrieron accidentes trágicos, que incluso dieron origen a la leyenda del fantasma del 11-40.
¿Cuál es la leyenda del fantasma del 11-40?
La leyenda del fantasma del 11-40 en Gómez Palacio, tiene origen en los años 30, cuando sucedieron dos terribles accidentes; el primero de ellos, se trata de una familia que regresaba de una famosa celebración en el Campestre de Gómez Palacio, fueron embestidos por el ferrocarril, justo en esa zona, accidente que provocó la muerte de todos los pasajeros, entre ellos había una mujer, siendo esta el fantasma que de acuerdo a relatos, su presencia persiste en el área.
El segundo accidente del que se habla, se trata de una mujer de origen judío que perdió la vida en un accidente similar en el mismo lugar.
Poco tiempo después, se esparció el rumor de que en el lugar se aparecía el fantasma de una mujer que viste un largo vestido blanco, tiene cabello castaño y se encuentra en el lugar haciendo señas a los automovilistas, intentando conseguir que alguien la lleve.
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¿El fantasma ha ocasionado accidentes en la 11-40?
Se dice, que el fantasma del 11-40 ocasionó un accidente dos décadas más tarde, cuando un taxista que circulaba a medianoche por el bulevar Miguel Alemán con dirección a Torreón, vio a una mujer de vestido blanco pidiendo que la llevaran; en ese momento el taxista recordó la leyenda del fantasma que hasta ese momento ya era muy conocida por los laguneros. El conductor hizo caso omiso a las señas de la mujer y continúo con su trayecto, para percatarse segundos después a través del retrovisor, que la mujer ya venía a bordo del auto en el asiento trasero.
El taxista se impresionó a tal grado de perder el control del volante, y aunque no se accidentó, cayó enfermo días posteriores por el miedo de la experiencia que vivió.
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