En la década de los 90, el Perú se conmocionó con uno de los casos más perturbadores de su historia reciente: Consuelo Berrocal, una madre peruana de 23 años, mató y afirmó haberse comido a su bebé de apenas dos meses.
Este hecho, ocurrido en 1993, no solo estremeció a la opinión pública, sino que también puso sobre la mesa la importancia de atender los trastornos mentales para prevenir tragedias similares.
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¿Por qué Consuelo Berrocal mató y se comió a su bebé?
Consuelo Berrocal asesinó y se comió a su hijo menor en lo que describió como un acto impulsado por la creencia de que el niño era un “descendiente de Satanás”. Según sus propias palabras, el incidente ocurrió mientras “jugaba” con el bebé, un testimonio que reflejó una profunda desconexión con la realidad. Declaraciones posteriores y evaluaciones psiquiátricas revelaron que Berrocal padecía epilepsia, la cual había derivado en síntomas psicóticos, entre ellos la creencia de tener una relación especial con el demonio.
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Estaba jugando con mi hijo y jugando lo hice. ‘Jerito te voy a matar, te voy a comer’, le decía. Lo maté y me lo comí.
En el año 2001, durante una entrevista en el programa «Nadie se duerma», emitido por Frecuencia Latina, Consuelo Berrocal admitió los hechos. Durante el reportaje, reveló que después de haber cometido el crimen hablaba con sus peluches, pero no le respondían.
Jerito, tú vas a cuidar la casa, le digo así al peluche en nombre de mi hijo.
También expresó que no se arrepiente de haber cometido el crimen: “A veces me arrepiento, a veces no, porque ya está bien en el cielo” dijo en una entrevista.
Berrocal también tenía un segundo hijo de un año y tres meses al momento del crimen. Su vida estuvo marcada por el desconsuelo y la violencia: fue abandonada por sus padres y sufrió abuso desde temprana edad. La falta de un diagnóstico adecuado y el acceso limitado a tratamiento agraviaron su situación mental, lo que la llevó a cometer el acto que conmocionó al país.
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¿Qué pasó con Consuelo Berrocal?
Tras su detención, Consuelo fue trasladada al Hospital Psiquiátrico Larco Herrera, donde permaneció bajo custodia y evaluación psiquiátrica. En 2004, durante el gobierno de Alejandro Toledo, y bajo la gestión de la entonces ministra de Salud Pilar Mazzetti Soler, se decidió trasladarla al Instituto Especializado de Salud Mental Honorio Delgado Hideyo Noguchi. Esta medida se tomó para proteger la privacidad e integridad de la paciente, luego de que denunciara haber sido víctima de abuso sexual por parte del director del hospital Larco Herrera.
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