El origen de las peregrinaciones a la Virgen de Guadalupe en Torreón

En Torreón, las peregrinaciones iniciaron un 8 de diciembre de 1944.

Minerva Martínez
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Las danzas dedicadas a la Virgen de Guadalupe tienen un origen que entrelaza las tradiciones prehispánicas y la evangelización cristiana en México.

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En Torreón, las peregrinaciones iniciaron un 8 de diciembre. Ese acto marcado por la devoción y la discreción se convirtió en una muestra de fe y esperanza en tiempos difíciles.

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Desde ese entonces las peregrinaciones en Torreón han crecido y se han consolidado como una tradición que refuerza la identidad espiritual de la región.

“Justamente un 8 de diciembre de 1944, en un tiempo donde no estaban permitidas las expresiones religiosas abiertas, hay una inquietud de parte de los trabajadores, por ahí dirigidos, animados por un sacerdote claretiano y empiezan una peregrinación que corre de avenida Colón en silencio, se juntan 2 mil trabajadores y bueno hacen una peregrinación silenciosa, pero recordando a María”, dijo René Pérez Díaz, párroco de Nuestra Señora de Guadalupe.

La primera peregrinación en Torreón fue silenciosa

El simbolismo de estas danzas se encuentra en cada elemento de su ejecución. Los movimientos rítmicos representan una ofrenda corporal y espiritual, mientras que los instrumentos que las acompañan combinan tradiciones prehispánicas como europeas. Su vestimenta evoca a la conexión con la naturaleza y el antiguo simbolismo mexica, donde las plumas eran consideradas sagradas.

Más allá de ser un acto de devoción, constituyen una manifestación viva de la identidad cultural mexicana, lagunera. Reafirmando la fusión que ha perdurado durante siglos, manteniendo viva una historia que une fe, arte y comunidad.

“El mensaje de la Virgen es un mensaje de esperanza, es la presencia materna de María que representa el amor materno de Dios y bueno le da siempre a la gente protección, ternura de un amor materno y la posibilidad de un mensaje también porque María nos habla de su hijo, nos habla de Cristo y nos marca como un camino para ser buenos hijos de su hijo, buenos cristianos”, dijo René Pérez Díaz.

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